Esta mañana, el personal del Departamento de Control de Armas y Explosivos y de la Dirección General de Armamento del Ministerio de Seguridad Pública, llevaron a cabo la destrucción de 150 armas, entre ellas subametralladoras, rifles, escopetas, revólveres y pistolas.
Lo anterior forma parte del proceso que la Dirección de la Policía Penitenciaria mantiene en términos de control y organización. La destrucción ocurre después de haber realizado varios criterios técnicos y avalúos.
En este proceso se determinó que las armas están obsoletas, en mal estado, sin repuestos y descontinuadas por los fabricantes.
Para efectuar la destrucción, se realizaron gestiones ante el Ministerio de Hacienda y la Proveeduría Institucional del Ministerio de Justicia y Paz. Algunas de las armas se adquirieron por donación y cuentan con un calibre no idóneo para las labores policiales (calibres .22 mm, .25 mm y .32 mm). Además, esta variedad dificulta la dotación de municiones.
Para el director de la Policía Penitenciaria, Pablo Bertozzi, el realizar este proceso es importante pues se sacan de circulación armas que ya no son funcionales para la labor de los oficiales penitenciarios.
“La labor de revisar equipamiento nos permite desechar todo aquello que no tiene utilidad para nosotros y, de esta forma, poder proyectar a futuro cuál es el equipamiento que realmente ocupamos para el desempeño de la labor. Además, implica ahorrarle costos a la Administración en la custodia y tenencia de equipos que no son útiles”, concluyó Bertozzi.