Dentro del Centro de Formación Juvenil Zurquí, ubicado en San Luis de Santo Domingo de Heredia, carretera a Limón, existen adolescentes madres quienes anhelan criar a sus hijos en condiciones más idóneas, y no dentro de un módulo con rejas, ruido y con paredes grises.
Un grupo de 70 voluntarios de la empresa Mondelez International unió esfuerzos con el centro especializado para habilitarles una casa cuna, que les permita a las adolescentes y sus hijos, cambiar las celdas por un espacio más acogedor.
Actualmente, en ese Centro viven 93 internos, que cometieron diversos delitos siendo menores de edad. De ellos, 12 son mujeres. Este es su hogar; sin embargo, esto no significa que todo a su alrededor deba ser gris, ya que se encuentran en un proceso de acompañamiento para que se incorporen en la sociedad con éxito.
“Hace unas semanas, nos enteramos de que las jóvenes con bebés iban a ser trasladadas de las celdas a una casa que estaba en condiciones básicas y vimos la oportunidad de ayudarles a equiparla y decorarla de manera que se viera más como un hogar”, manifestó Sylvia Alvarado, gerente de Asuntos Corporativos de Mondelez International.
A partir de hoy, el crecimiento de esos pequeños no será entre cuatro paredes, sino en una “casita” bien equipada. Cuenta con tres cuartos, sala, comedor, cocina, cuarto de pilas, y hasta flores y juegos en el área verde que la rodea.
“Nos enamoramos de este proyecto y gracias al cariño de nuestros colaboradores, a la apertura del Centro y a muchos desconocidos que donaron desinteresadamente, hoy podemos ver que esos niños van a poder crecer en un entorno tranquilo y lo más normal posible”, resaltó Alvarado.
La directora del Centro de Formación Juvenil Zurquí, Kattia Góngora, señaló que este nuevo espacio es de gran beneficio para el círculo familiar de estas madres adolescentes. “Estos niños tienen derecho a estar con sus mamás, y nosotros tenemos la obligación de generarles un espacio con las mejores condiciones. La casa materno-infantil es un avance enorme en los derechos humanos, ya que las condiciones en las que ellos vivían eran muy complicadas, pero ahora, podrán hacer algo tan básico como levantarse a cualquier hora de la noche a prepararle un chupón caliente a sus bebés”, puntualizó Góngora.
“Este cambio ha sido muy importante e invaluable para nuestros hijos. Esta casa materno infantil tiene condiciones completamente diferentes. Aquí nuestros niños pueden jugar y tener mayor libertad de jugar en áreas verdes y podemos estar con ellos todo el día”, manifestó Hillary, una de las adolescentes madres.
Gran parte del proceso de inserción a la sociedad de los 93 internos recae en lo que aprenden y la experiencia que tienen dentro del Centro. En un lugar donde la mayoría no recibe visitas, los libros y la tecnología resultan una excelente compañía; por estas razones, los voluntarios trabajaron en espacios destinados al estudio, la escritura, deporte y arte. Los voluntarios compartieron bailes con los jóvenes, partidos de fútbol y hasta terapia con perros. Además, se rehabilitó la biblioteca, en la que el artista gráfico Byron Balmaceda realizó un inspirador mural; se demarcó la cancha para la práctica de básquetbol, voleibol y fútbol 5 y se donaron 24 computadoras portátiles para la población de este Centro.
“Estamos súper contentos de aportar de alguna forma para que puedan tener espacios que les abrirán un abanico de nuevas formas de ver el futuro, a través de una rutina productiva y entretenida. Verlos jugando y aprendiendo con las mascotas o solo divirtiéndose, también nos llena de ilusión. Nuestro propósito como compañía es compartir más momentos de alegría y eso es justo lo que vinimos a hacer”, destacó Mercedes Vargas, colaboradora de Mondelez.
No reincidir
Precisamente, acciones como estas, pretenden darle a la población carcelaria una serie de herramientas sociales, afectivas y educativas, que les ayuden a no caer en las conductas delictivas del pasado.
Según la directora del Centro de Formación Juvenil, Kattia Góngora, la donación de las computadoras y la mejora de las condiciones de la biblioteca, son herramientas que fortalecen el proceso de aprendizaje de los 93 jóvenes, ya que muchos de ellos ni siquiera han concluido la educación primaria. “Aquí, se dan clases de lunes a viernes tanto de escuela como colegio, y este tipo de donaciones les cambia la vida por completo, de inmediato se les ve la alegría. Este año tenemos a dos chicos que hicieron bachillerato y confiamos en que lo van a ganar”, indicó Góngora.
La importancia de contar con espacio como una biblioteca, es destacada por la Organización de Las Naciones Unidas, en las Reglas Nelson Mandela, que pretenden educar a los privados de libertad. “Cada establecimiento penitenciario tendrá´ una biblioteca suficientemente provista de libros instructivos y recreativos, que podrán usar los reclusos de todas las categorías. Se alentará a los reclusos a que se sirvan de la biblioteca lo más posible”, – Regla 64 - Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos.
“Agradecemos al Ministerio de Justicia y Paz y al Centro por darnos la oportunidad de venir a poner un granito de arena para mejorar en algo sus condiciones y compartir un rato de alegría con ellos. Ellos algún día van a salir y nosotros quisiéramos que cuando lo hagan, sean mejores seres humanos. Mucho de eso va a depender de cómo vivan aquí, así que, si podemos ayudar para que eso sea mejor, nos damos por satisfechos”, finalizó Alvarado.
Se adjuntan más fotografías : Ver aquí...
Así como video con imágenes del antes y después de la casa cuna y de los espacios en los que trabajaron los voluntarios, y declaraciones de la directora del Centro de Formación Juvenil, de la Directora de Asuntos Corporativos de Mondelez, de una voluntaria, y de una adolescente madre: Ver aquí...