Aquella mañana del pasado 13 de enero, con tan solo 27 años, Arlette Grant Duarte entraba por primera vez a un penal. Esta afrocostarricense y licenciada en derecho pasaría a ser la integrante más joven del equipo legal del Centro de Atención Institucional (CAI) Limón. Nunca se imaginó trabajando en un centro penitenciario; lo que sí supo, desde niña, es que quería ayudar a las personas.
Unas semanas antes, en diciembre, cuando le contaba a sus familiares y amigos que el 2020 le traería un nuevo trabajo en el Ministerio de Justicia y Paz, más precisamente en el CAI Limón, recibió comentarios escépticos sobre ese paso, nacidos, quizás, de los prejuicios que rodean a las personas privadas de libertad.
“La familia me decía, ¿cómo va a trabajar ahí? ¿No estaba mejor en el PANI, su anterior empleo? Pero siempre me decía que tenía que estudiar algo en lo que pudiera ayudar a los demás y ahí lo podría continuar haciendo”, dice nuestra abogada sin un dejo de arrepentimiento por su decisión.
El derecho le fascinó desde su infancia, inclusive antes de saber el nombre de esa carrera: “De niña veía series que tenían que ver con derecho; observaba detenidamente a los abogados en la tele mientras defendían un caso y eso me apasionaba”.
Sin embargo, esta oriunda del centro de Limón dudó un poco antes de decidirse por esa carrera. Al salir del colegio llevó algunos cursos de computación y de inglés, pero aquel sueño de la niñez no dejaba de llenar su ánimo y, finalmente, se decidió por tomar las riendas de su vida en lo que le apasionaba.
De ser meritoria en los juzgados de Limón, pasó a realizar su trabajo comunal en las oficinas del Colegio de Abogados de esa provincia, pues le llamaba la atención lo que hacían con poblaciones en condición de vulnerabilidad social: indígenas, adultos mayores, mujeres y niños. Ya graduada, pasó también por un bufete de abogados (cuya mayoría de colegas le doblaba la edad), y el PANI.
Pero ahora estaba ahí, pasando su primera semana en el sistema penitenciario nacional. Los miedos iniciales, alimentados por los consejos de quienes se preocuparon de que fuera a trabajar a una “cárcel”, se disiparon gracias a sus compañeros y compañeras.
“Me encontré con un ambiente laboral que me ha gustado mucho. En la entrevista me dijeron que era un trabajo fuerte, bajo presión. Pero era algo que ya había vivido y que no me asustaba, porque ya sabía lo que era trabajar bajo presión”.
La prueba de fuego. Antes de cumplir 15 días en el CAI pasó por su “prueba de fuego”.
“Tuve que ir a los pabellones para atender a los privados de libertad. Tenía que entregarles unos documentos a algunos de ellos. Cuando llegué, el resto comenzó a solicitarme cosas. Por mi falta de experiencia, pensé que solo iría, entregaría los documentos y listo. Tuve que pedirles a ellos un papel y lapicero para anotar sus peticiones y les dije que se ordenaran, pero por dicha todos fueron muy respetuosos”.
Arlette explica que los abogados en los centros penales tienen la importantísima tarea de mantener al día la situación jurídica de las personas privadas de libertad, de tal manera que se cumplan sus derechos mientras descuentan su pena, además de llevar a cabo todo el proceso de salida cuando terminan de descontar su sentencia.
Fiel a su vocación de servicio, relata emocionada que le llena mucho cuando puede ayudar a los familiares de los privados de libertad, por ejemplo, cuando tramita la documentación precisa que servirá para una solicitud de beca o de ayuda económica para sus hijos o esposas.
Ahí, en ese lugar del que tenía tantas dudas cuando entró hace casi 8 meses, encontró una de sus mayores satisfacciones profesionales hasta el momento.
“Soy la más joven y la que menos experiencia tiene, pero ha sido muy enriquecedor trabajar con compañeros y compañeras que ejercen otras disciplinas, sobre todo en los procesos de reinserción social. Interactúo con el psicólogo, con el trabajador social, con los educadores. Así entendemos mejor la realidad del privado de libertad. Trabajar con otras disciplinas es un plus que difícilmente conseguiría en otra institución”.