Las mujeres privadas de libertad que carecen de un domicilio, cuentan ahora con una casa que las albergará en su proceso de inserción social. Este viernes, la ministra de Justicia y Paz, Cecilia Sánchez, visitó la llamada Casa Paz en Heredia para inaugurarla oficialmente.
El lugar fue cedido por las Hermanas Franciscanas de la Purísima Concepción para que lo administre la Asociación Siervas de El Buen Pastor, con quien la ministra firmó recientemente un convenio de cooperación.
Ocho mujeres que pasaron al Programa Semiinstitucional ofrecieron esta casa como opción domiciliar y se mantienen estudiando y trabajando. De forma paralela, ellas reciben atención por parte del personal técnico de Adaptación Social.
“El sentimiento que me embarga hoy es de emoción. Agradezco que este hogar sea posible, aunque nosotros como Estado debimos haber hecho esto, pero dentro de las necesidades del sistema penitenciario se ha abandonado esto y nos ha impedido visualizar los requerimientos que la institución tiene, por eso estoy profundamente agradecida”, expresó la ministra.
A la inauguración de hoy, llegaron tres mujeres nuevas procedentes del CAI Vilma Curling. Yendry Campos es una de ellas. Luego de ocho años en prisión, pasará a vivir a este centro domiciliario.
Yendry llegó con una bolsa cargada de ropa, así como recuerdos y logros: “En un principio, cuando entré a prisión, no sabía qué hacer con mi vida, tenía una sentencia alta y estaba lejos de mi familia. Pasé ocho años en cautiverio, pero con la ayuda de Dios, mi propia decisión y personas que creyeron en mí, todo cambió.
”Me matriculé en el departamento educativo, me gradué de tercer ciclo, bachillerato por madurez y, actualmente, estudio en la UNED un diplomado en gestión turística sostenible. Mis logros los he ido realizando paso a paso. Recibí la oportunidad de ser recomendada a Casa Paz y mi objetivo principal es completar mis estudios, ser profesional y tener herramientas para aplicar en la educación de mis hijos”, añadió.
Fara Sánchez, otra de las beneficiarias, llegó a Casa Paz hace un mes y manifestó: “Salir en libertad y comenzar de cero no es fácil, sobre todo cuando no se cuenta con familia ni nadie y más si uno es extranjero. Gracias a este proyecto estoy armando un negocio propio y quiero iniciar mi carrera universitaria”.