Siete centros penitenciarios han graduado a 244 privados de libertad entre el viernes de la semana pasada y este miércoles, de los programas de educación formal (alfabetización, primaria, tercer ciclo, bachillerato y la Universidad Estatal a Distancia).
Se trata del CAI Pérez Zeledón (31), Adulto Mayor (12), Adulto Joven (42), La Reforma (67), Pococí (32), El Buen Pastor (37) y Zurquí (23).
Adicionalmente, en esos centros también se entregaron 111 certificados de cursos de capacitación que recibió la población privada de libertad, por ejemplo, inglés, computación, manipulación de alimentos, literatura, pintura, poesía, entre otros.
En los próximos días, está pendiente la graduación, de los programas de educación formal, de 319 privados de libertad en los centros Gerardo Rodríguez (100), Liberia (69), San Rafael (57), Limón (37), San Carlos (42) y San Sebastián (14). Allí, también se entregarán certificados a 204 personas por cursos abiertos y del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
Durante las actividades, asistieron familiares y amigos de los graduandos, así como funcionarios de diferentes instituciones que coadyuvaron a que los privados de libertad culminaran con éxito sus estudios.
Luis Sánchez, del CAI La Reforma, agradeció a sus familiares y profesores por todo el esfuerzo que realizan para apoyarlos y motivarlos, pues considera que ellos son una voz de aliento cuando decaen.
“Agradecemos a los docentes que viven mano a mano y muy cerca de nosotros la experiencia educativa, a las jerarquías ministeriales por su empeño y compromiso en esta misión, al área de seguridad que, gracias a su ardua labor, es posible la movilización de la población estudiantil hasta las aulas”, afirmó.
Por su parte, Asunción Valladares, de 49 años, entró al CAI El Buen Pastor, sin saber leer ni escribir y ahora su meta es sacar el bachillerato. “Es muy difícil que una persona que no sepa leer ni escribir, llegue a tercer año de colegio. Sigo porque también me matriculé para bachillerato. La idea mía es estudiar arquitectura”, dijo.
En el centro Adulto Joven, Yeik, se mostró muy emocionado por haber concluido el sexto grado, a sus 20 años. Según explicó, las malas decisiones le impidieron cumplir esta meta cuando se encontraba en libertad.
A su graduación, no asistió su familia, oriunda de Limón. “Es la primera vez que me gradúo, para mí es muy importante. Mi familia está allá en Limón y por estar tan lejos se les ha complicado mucho venir. Por dicha me mandan mis cosas por encomienda, pero no es lo mismo, esto me hace sufrir mucho, pero acá estoy de pie con la esperanza de que me quede poco. Yo quiero salir para buscar un trabajo, estudiar y compartir con mi familia”, expresó el joven.
Bryan, es un alajuelense de 18 años, quien se mostró contento de lograr su título de sexto grado. “Yo desde muy pequeño me enredé en cosas que no debía y eso me ha tenido prácticamente cuatro años en prisión. Hoy logro graduarme y me ha costado mucho, pero bueno, sí pude y ahora viene mi familia a verme, eso me hace muy feliz”, comentó.
En el CAI Zurquí, todos los menores de edad, acudieron a la graduación durante la mañana. Los encuentros con sus familias estaban rodeados de felicidad, lágrimas, risas y aplausos. “Cuántas veces le dije que estudiara”, le dice una madre a su hijo, mientras lo abraza de puntillas.
“Aquí vine a terminar todo lo que no pude hacer en la calle. Me siento feliz porque me gusta el planchado y el blower. Voy para octavo el otro año. Llevo dos años y cinco meses de estar aquí. Esta es la segunda bebé que voy a tener (tiene seis meses de embarazo). La otra me la quitaron. Estoy luchando. Algún día espero verla con ansias”, expresó Lisbeth, una joven de 16 años, oriunda de San Ramón.
Para el ministro de Justicia y Paz a. í., Marco Feoli Villalobos, estas graduaciones son un reconocimiento a la participación, responsabilidad y compromiso de cada una de las personas privadas de libertad por superarse en su nivel académico.
“La actividad de hoy demuestra que hay mucha gente buena en los centros penitenciarios y que son un claro ejemplo de que en el sistema penitenciario, a pesar de las dificultades, también hay esperanza. Ellos tienen todo el derecho de solicitarle al Estado las condiciones para que puedan llegar a momentos como estos”, señaló.