Siete jóvenes del Centro de Formación Juvenil Zurquí prepararon el pasado viernes 150 piñas de tamales. Desde las 8:30 a. m., cortaron la leña, encendieron el fogón, y comenzaron con la tarea de limpiar las hojas, alistar la masa, picar los vegetales y comenzar a preparar cada tamal, guiados por la promotora cultural del centro, Miriam Calderón.
Lester, Peter, Jean Fran, Yoseth, Jeffry, Omar y Juan Carlos pertenecen a la sección de oportunidades (E2) del centro, donde se ubican 20 jóvenes en total, quienes por su buen comportamiento participan en la mayoría de actividades como peluquería, limpieza de oficinas, preparación de alimentos, talleres de arte, entre otros.
Esta vez, los dejaron preparar los tamales en el bosquecito, un acogedor espacio dentro del CFJ Zurquí rodeado de elevados árboles y pinos que bajan mucho la temperatura; esto obligaba a que los menores, de vez en cuando, rodearan el fogón, como si fuese una fogata, para calentarse.
La tamaleada les acerca a una fecha muy difícil para ellos. Para Yoseth, por ejemplo, es muy triste pasar una Navidad o un fin de año lejos de su familia. “Estamos organizando una carne asada entre nosotros para fin de año, pero tenemos que pedir permisos para que nos cierren el portón del módulo después de la media noche (y no a las 4 p. m. ) y hacer la carne asada en el patio”, aseguró.
Este tipo de actividades permite a los muchachos tener un acercamiento con la realidad, como si estuviesen en libertad. Ellos descuentan penas de hasta 15 años, la mayoría son padres y destacan por su buen rendimiento académico. Ellos saben que haber sido escogidos para esta actividad es un premio a sus avances en el proceso de reinserción a la sociedad libre.