San José, 6 de junio del 2016. El 15 de julio del año 2013 es una fecha que marca un antes y un después en la vida de don Ramón, un vecino de Heredia que cuenta de manera serena, cómo ese día recibió la oportunidad que le permitiría integrarse a su familia y volver a tener esperanza.
“Pienso que obtener el beneficio fue mi oportunidad para volver a nacer, ha sido una bendición que es difícil de poder explicar. Hoy me siento totalmente integrado a la sociedad y estoy contento por haber regresado a mi casa, con mi esposa, a seguir en nuestro negocio con mucho entusiasmo”, manifestó don Ramón.
Este herediano cuenta con gran pesar por qué tuvo que descontar poco más de seis años en el Centro de Atención Institucional Adulto Mayor, en San Rafael de Alajuela.
“Yo nunca tuve ningún problema con la justicia. Después de casi 30 años de trabajo continuo, tome una mala decisión y fui condenado por peculado y asociación ilícita. Fue una experiencia terrible, durísima, estar fuera de la sociedad, pero, sobre todo, fuera del núcleo familiar es algo que no le deseo a nadie”, confesó.
Sin embargo, fue en el mes de julio del 2013 cuando recibió la notificación de que sería reubicado en el Programa Semiinstitucional. A partir de ese momento, don Ramón ha tenido que pernoctar una vez por semana en ese centro, luego una vez cada 15 días, después una vez cada 30 días y, posteriormente, una vez cada dos meses, siempre atendiendo el plan de atención técnica.
Antes de contar con el beneficio, este herediano contaba con el apoyo de su familia y una oferta laboral estable. Junto con su esposa, tiene un negocio dedicado a la reparación, alteración y modificación de ropa.
“Recuerdo haber realizado una encuesta a 500 personas. De esas, 400 me dijeron que les parecía una buena idea contar con una clínica de ropa. Mi esposa es una modista graduada, así que entre los dos tomamos la decisión y ya tenemos 16 años de ser un negocio consolidado. Gracias a Dios y a la preferencia de la clientela. Estamos pensando en proyectos a futuro, de cómo hacernos más competitivos e innovar”, aseguró don Ramón, con una sonrisa en su rostro.
Este beneficiado afirma que recibió una oportunidad que le cambió la vida y está seguro de que hay mucha gente buena dentro de la prisión, pero que necesita una oportunidad y, sobre todo, mucho apoyo de sus seres queridos y de la sociedad.
“La pérdida de valores nos ha llevado a tener problemas como sociedad. La gente hoy por hoy no respeta, quiere las cosas fáciles y es ahí donde las cosas se salen de control. Debemos recuperar los valores y todos mantener nuestras mentes ocupadas en cosas buenas. Qué mejor ejemplo que el mío, yo no soy un delincuente, pero tuve un error y lo pagué caro, aún lo estoy pagando. Que no se nos olvide que nadie está exento, a cualquiera le puede pasar”, concluyó don Ramón.