Jürgen Mora es todo un poeta. Hilvana sus ideas en la mente, le declama a Brown –su compañero de celda– para que la escriba en un cuaderno, y le pide luego a cualquiera de los poetas del CAI La Reforma que la declame para oírla, porque él no sabe leer ni escribir.
Este hombre, de 46 años, va a cumplir casi un año de formar parte de los talleres de poesía que se imparten en el centro penitenciario. Su motivación lo llevó a matricularse recién en el curso de alfabetización para aprender a leer y escribir.
Tiene 17 años de estar preso y recuerda cuando, apenas con 9 años, abandonó la escuela para irse a trabajar a las fincas y colaborar con la economía de su familia, en Tres Ríos.
Él es parte de un grupo de ocho privados de libertad, del CAI La Reforma y la UAI Reinaldo Villalobos, así como una privada de liberta del CAI Vilma Curling, que participaron este viernes en la Feria Internacional del Libro 2017.
La actividad se celebró en el Teatro de la Aduana, durante la inauguración de la feria, a la cual asistieron las ministras de Justicia y Paz, Cecilia Sánchez, y de Cultura y Juventud, Silvie Durán.
“La poesía me transporta, me saca de la cárcel. Para mí la lectura ahora tiene un significado diferente porque me da una sensación lo más parecida a la libertad, me olvido que estoy entre rejas y muros”, expresó Farid Barrientos, uno de los poetas.
“La lectura es una forma de no sentir el canazo. Hay libros con los que uno viaja. Uno escribe y se da cuenta de quién es uno, qué piensa, se da cuenta de lo que tiene”, expresó Randall Nájera, otro poeta.