Para Rodrigo Jiménez, paisajista liberiano que ingresó hace seis años al Centro de Atención Institucional (CAI) Liberia como parte de la población penal, todas las personas llevan un artista por dentro que está por descubrir.
Esta convicción la llevó a la práctica en el centro penal, donde ha compartido sus conocimientos para capacitar a sus compañeros privados de libertad en la técnica del ferrocemento (escultura con cemento y varillas), y así embellecer los jardines con tortugas, ranas, iguanas, guacamayas y otras figuras, además de plantas ornamentales.
Actualmente, es un sólido programa autogestionable en el que estas personas encuentran una manera de adquirir nuevas habilidades, ocupan su tiempo de manera productiva y generan un ingreso para ayudar a sus familias, gracias a la venta de sus obras.
“Creemos que el arte es liberador e impulsa a las personas que están dentro del sistema penitenciario a ser mejores, a descubrirse a sí mismos en todo lo positivo que pueden aportar a la sociedad. Por eso es que la institución apoya e impulsa este tipo de iniciativas en los centros penales del país”, expresó Fiorella Salazar Rojas, Ministra de Justicia y Paz.
De esta manera, desde 2015, cerca de 50 personas privadas de libertad han pasado por el grupo de paisajismo, las cuales, en palabras de nuestro artista, poco a poco no solo han ido adquiriendo conocimientos del manejo y siembra de plantas, sino que también desarrollaron y potenciaron sus habilidades en la técnica del ferrocemento, lo que les produce una satisfacción a nivel profesional y personal.
Sus pupilos se han involucrado tanto con el proyecto, que cuando dominan la técnica, ellos mismos ayudan a Jiménez a capacitar a los nuevos.
“Cuando ingresé aquí, comenzamos a producir todas las plantas necesarias para cambiar el rostro de las zonas verdes y volver el entorno más humanizado y más agradable a la percepción de los sentidos”, relata Jiménez, que desde el inicio contó con el apoyo de la dirección del centro, el personal técnico y la Policía Penitenciaria para llevar a buen puerto este emprendimiento.
Así es como el arte, la imaginación y la naturaleza se han unido al talento, el conocimiento y el trabajo disciplinado para transformar radicalmente los espacios penitenciarios de este CAI, cambio que no solo disfruta la población penitenciaria, sino también el personal, que encuentra un ambiente más agradable y ameno en sus labores diarias.
“Este no solo ha sido un cambio positivo para mí y para el Centro, sino para todos. Muchas veces nos limitamos porque pensamos que no podemos hacer las cosas por no tener los medios al alcance de la mano, pero si tenemos la creatividad y el deseo de lograrlo, podemos hacer lo que nos propongamos”, dijo el paisajista.