“Se siente una enorme satisfacción. Esto de tener un negocio era un sueño para mí, y que hoy pueda venir una persona a comer a este lugar, me hace sentirme con una gran alegría, poder decirle venga, pase adelante, en qué le puedo servir. Se siente bien volver a ser alguien en la vida, retomar los principios y valores”.
Esas son parte de las palabras que salen de lo más profundo del corazón de Marco Vinicio Quesada, a quien cariñosamente su mamá y hermanos le dicen “Chini”.
Este hombre de 34 años, padre de una niña, explica con una alegría contagiosa esta segunda oportunidad que la vida le ha dado. Hace tan sólo ocho días, recibió la noticia de que sería reubicado del Centro de Atención Institucional (CAI) San Rafael, al Centro Semiinstitucional de Cartago.
Por eso, los últimos ocho días han estado cargados de felicidad, alegría y una gran responsabilidad, pues Marco ahora desempeña una tarea que le place bastante: administrar su propio negocio, nada más y nada menos que la Soda Lilly, ubicada en Paraíso de Cartago.
Hamburguesas, papas fritas, tacos, empanadas y frescos naturales forman parte del menú que durante los fines de semana, está a disposición de vecinos y de cualquier persona que quiera disfrutar de esta comida casera, preparada tanto por Marco como por doña Ligia, su madre, quien cuenta con mucho orgullo, que Soda Lilly tiene 25 años deleitando a su clientela.
Marco Vinicio es consciente de que los malos pasos lo llevaron hasta el CAI San Rafael, pues debido a las malas decisiones y por querer dinero fácil, intentó introducir droga al CAI La Reforma. Fue ahí donde la Policía Penitenciaria logró realizar el decomiso y poco tiempo después, comenzó ese proceso dentro de la cárcel, algo que jamás quiere volver a vivir.
Por eso, ahora se ha matriculado en cursos de computación y está haciendo los cálculos necesarios con su mamá para ofrecer almuerzos y desayunos, para así diversificar el menú de su negocio, el cual ya recibió la visita de la trabajadora social el viernes anterior.
Marco debe seguir cumpliendo lo que le resta de su pena y sabe que este tipo de visitas serán frecuentes en su negocio, así como su presencia en el Centro de Atención Semiinstitucional de Cartago, a donde fue reubicado con la circular 05-2015 como medida para cumplir las órdenes judiciales de reducir el hacinamiento.
“Él sabe cuáles son sus responsabilidad, yo le hablo y lo aconsejo. Tener a Chini acá con nosotros es una alegría muy grande. Le he ayudado mucho con este negocio, ahora tiene que seguir esforzándose y aprovechando esta oportunidad. Todos estamos muy felices y él sabe que cuenta con todo nuestro amor y apoyo”, concluyó doña Ligia, su madre.