Por primera vez en la historia, el sistema penitenciario costarricense contará con un libro blanco sobre infraestructura penitenciaria, un documento en constante revisión y actualización que estandarizará la construcción y mejoramiento de centros penales de acuerdo con criterios arquitectónicos, de seguridad y de derechos humanos, entre otros.
Este es uno de los legados que le quedarán a la institución junto con un nuevo modelo de atención de la población penitenciaria de acuerdo con su nivel de prisionalización, así como otro para la atención psicológica.
La Ministra de Justicia y Paz, Fiorella Salazar Rojas, informó que el libro dota al sistema penitenciario de un marco que toma en cuenta las políticas criminales del país, las necesidades de atención técnica de población penitenciaria, las consideraciones operativas de la Policía Penitenciaria y las reglas internacionales para el abordaje de las personas privadas de libertad.
“El libro blanco de infraestructura penitenciaria viene a eliminar la discrecionalidad en el abordaje para las intervenciones en obras nuevas o mejoras a las instalaciones existentes, define el uso y tipo de materiales, los criterios operativos y otro tipo de elementos que tradicionalmente en la institución se han adoptado de manera puntual en cada caso.
“Ahora se establecen los parámetros que deben cumplirse en todos los casos, quiénes son los intervinientes en los procesos de toma de decisiones y cuál es el proceso por seguir. Con esto buscamos no solo la efectividad en el tipo de instalaciones que se construyen, sino también la eficiencia en el uso de los recursos públicos” señaló la jerarca.
Antes del documento, cada proyecto penitenciario respondía a las necesidades particulares de las personas a cargo del levantamiento de la obra, por lo que el resultado final con frecuencia ofrecía diferencias entre uno y otro proyecto constructivo. Ese aprendizaje fue tomado en cuenta a la hora de crear el alcance del libro, que a partir de ahora promoverá una mejor planificación de las obras, así como minimizar la variabilidad en los requisitos de diseño que se establecen con el paso del tiempo durante la vida útil de un proyecto de infraestructura penitenciaria.
Así se garantizará que el personal y la población privada de libertad cuenten con las condiciones requeridas para el desarrollo de sus actividades. Con él se definen los estándares espaciales para la construcción de nuevos establecimientos penitenciarios a nivel nacional y su relación con su entorno, las condiciones de habitabilidad de la población privada de libertad, así como del personal administrativo, policial y custodia.
Prevé la adecuación de los centros penitenciarios a las normas internacionales en cuanto a espacios de habitabilidad, espacios en celdas por persona, accesos a servicios electromecánicos, acceso a espacios para realizar la visita familiar y visita íntima, espacios mínimos para la prestación de servicios de salud, cocinas y comedores. De paso, el libro brindará agilidad a la programación presupuestaria institucional.
Nuevos modelos de atención. Durante la actividad, el Instituto Nacional de Criminología (INC) presentó los Modelos para la Atención de la Población Penitenciaria, que abarca los programas de Atención Institucional, Semi institucional, La Mujer, Comunidad, Monitoreo Electrónico, Penal Juvenil y las Unidades de Atención Integral.
Estos modelos, que responden a las particularidades de cada grupo poblacional penitenciario según si nivel de atención, desarrollarán acciones enmarcadas en los Derechos Humanos. Con ello se procura el fortalecimiento de las potencialidades, la construcción de oportunidades y la formación de habilidades sociales para la vida, orientadas a la inserción social efectiva o que favorezcan el proceso de ejecución de la pena.
Estos modelos aplicarán acciones para la transversalización de la perspectiva de género en los procesos de atención e intervención profesional dirigidos a las mujeres ubicadas en todos los niveles del sistema penitenciario y aportar a la comprensión del rol ejercido por ellas en el fenómeno de la criminalidad, así como estrategias para una adecuada inserción social, acceso a oportunidades y prevención de la reincidencia.
Además, se fortalecerán las habilidades en la población penitenciaria mediante enlaces institucionales de soporte integral y entornos propicios para fomentar su participación.
“Si bien ha sido el quehacer de la institución desde su creación, hasta ahora no se había sistematizado y documentado, de manera técnica, la forma en que se trabaja con las diferentes poblaciones penales. Con la creación de estos modelos, el máximo órgano técnico de la política penitenciaria del país define los alcances para cada nivel de atención, asegurando su consistencia transversal y su vinculación con el entorno, de manera que traza el camino para todos los involucrados que trabajan con la población penal del país”, comentó la Ministra Salazar Rojas.
Los componentes de cada uno de los modelos de atención en el sistema penitenciario se visualizan como una estrategia integral de prevención, promoción y atención, con carácter interdisciplinario, en respuesta a las necesidades y considerando sus realidades.
Plan de salud mental. Finalmente, el Ministerio de Justicia y Paz presentó un plan piloto sobre Salud Mental, esto con el fin de promover la salud de la población adscrita al sistema penitenciario.
Con este proyecto se pretende un cambio de paradigma del estado de salud en la presencia o ausencia de la enfermedad para dimensionar estilos de vida saludables en la población penal.
El plan piloto se activará, en principio, en los Centros de Atención Institucional Jorge Debravo (Cartago), Vilma Curling (Desamparados), Adulto Mayor (Alajuela) y el Centro de Formación Juvenil Zurquí (Heredia) con la aplicación de un formulario con indicadores claros para el análisis que sirvan de base para la posterior intervención profesional de todas las áreas de atención del ámbito penitenciario.
“La pretensión es trabajar de manera enlazada con todas las secciones profesionales del sistema penitenciario para crear verdaderos soportes institucionales e interinstitucionales que contribuyan al cumplimiento del Plan de Salud Mental, además de su maduración y crecimiento, en el entendido de que la conservación de la salud y resguardo de ella es el propósito fundamental perseguido”, indicó Rebeca Herrera, jefa Nacional de Servicios de Psicología.