Conozca la historia de las personas privadas de libertad que, a pesar de su condición de reclusión, tienen como propósito superarse. Ellas quieren alcanzar su libertad, pero primero buscan sacar de esta experiencia lo mejor para su futuro y el de sus familias. Ellos creen en segundas oportunidades, ¿y usted?
Alexandra tiene 15 años de estar en el Centro de Atención Institucional El Buen Pastor. Su mayor lucha son sus hijos, ella trata de superarse a través del trabajo.
Ángel se encuentra privado de libertad desde hace dos años; como muchos jóvenes, su pasión es el fútbol y espera algún día llegar ser futbolista de primera división.
Carlos tiene 35 años y cumple su condena en la cárcel de San Rafael por robo agravado. A pesar del hacinamiento en prisión, ha querido salir adelante para reinsertarse en la sociedad.
Geovanna tuvo su último bebé en prisión y, a los dos años y ocho meses, debió separarse de él. Esta madre de otros cuatro hijos está detenida desde hace nueve años y espera regresar con ellos.
Hilary es una adolescente madre que se encuentra privada de libertad en el Centro de Formación Juvenil Zurquí y el motor de vida es su hijo.
Johnny tiene 19 meses preso en el CAI San Rafael y, en este tiempo, ha logrado terminar el noveno año y, además, obtuvo una plaza laboral en una empresa privada.
Por su buen comportamiento y compromiso con el estudio y el trabajo, Jorge pudo ser ubicado en el ámbito de oportunidades ‘Casona’ del CAI San Rafael, donde espera seguir superándose cada día.